Elena White. Defensa ante las Criticas


   
  Elena White - Defensa
  La puerta de salvacion se cerro en 1844?
 
ACUSACION- Ellen White enseñó que la puerta de la salvación se cerró definitivamente en 1844 (Carta B-3-1847, a Joseph Bates, 13 de julio de 1874; Present Truth, pp. 21-22, agosto 1849) y que no se cerró en 1844 (Selected Messages, vol. I, pp. 63 y 74).

 

 

CITA- Al principiar el santo sábado 5 de enero de 1849, nos dedicamos a la oración con la familia del Hno. Belden en Rocky Hill, Connecticut, y el Espíritu Santo descendió sobre nosotros.  Fui arrebatada en visión al lugar santísimo, donde vi a Jesús intercediendo todavía por Israel.  En la parte inferior de su  ropaje, llevaba una campanilla y una granada.  Entonces vi que Jesús no dejaría el lugar santísimo antes que estuviesen decididos todos los casos, ya para salvación, ya para destrucción, y que la ira de Dios no podía manifestarse mientras Jesús no hubiese concluido su obra en el lugar santísimo y dejado sus vestiduras sacerdotales, para revestirse de ropaje de venganza. – (Elena G. de White, Manuscrito 2, 1894, p. 1.- The Present Truth, vol. 1, nº 3, agosto de 1849, p. 22;)

 

 

RESPUESTA- A pesar de que esta cita no es muy grafica en describir una puerta cerrada, en su momento Elena White creyó en esta doctrina predicada por otros, sin embargo en la misma cita que dan sobre mensajes selectos ella aclara toda duda respecto a su posición sobre la puesta cerrada, así que dejemos que ella presente su defensa a continuación:

 

 

CITA- La primera cita mencionada por C es de un folleto de 24 páginas publicado en 1847, titulado A Word to the Little Flock (Un mensaje para la pequeña grey). Aquí están las líneas omitidas en Experience and Views:

"Era tan imposible que ellos [los que abandonaron su fe en el movimiento de 1844] recobraran el camino y fueran a la ciudad, como todo el mundo impío que Dios había rechazado. Cayeron a todo lo largo del sendero, uno tras otro".

Daré todo el contexto, para que se pueda ver claramente la plena fuerza de las expresiones:

"Mientras orábamos en el altar familiar, descendió sobre mí el Espíritu Santo y me pareció ser levantada cada vez más arriba, muy por encima del oscuro mundo. Me volví para buscar al pueblo adventista en el mundo, pero no lo hallé en parte alguna, y entonces una voz me dijo: 'Vuelve a mirar un poco más arriba'. Alcé los ojos, y vi un sendero recto y angosto trazado muy por encima del mundo. El pueblo adventista andaba por ese sendero en dirección a la ciudad que se veía en su último extremo. En el comienzo del sendero, detrás de los que ya andaban, había una brillante luz, que, según me dijo un ángel, era el 'clamor de media noche'. Esta luz brillaba a todo lo largo del sendero, para que no tropezaran. Delante de ellos iba Jesús guiándolos hacia la ciudad, y si no apartaban los ojos de él, iban seguros. Pero no tardaron algunos en cansarse, diciendo que la ciudad estaba todavía muy lejos, y que contaban con haber llegado más pronto a ella. Entonces Jesús los alentaba levantando su glorioso brazo derecho, del cual provenía una luz que ondeaba sobre la hueste adventista, y exclamaban: '¡Aleluya!'. Otros negaron temerariamente la luz que brillaba tras ellos, diciendo que no era Dios quien los había guiado hasta allí. Pero entonces se extinguió para ellos la luz que estaba detrás y dejó sus pies en tinieblas, 71 de modo que tropezaron y, perdiendo de vista el blanco y a Jesús, cayeron fuera del sendero abajo, en el mundo sombrío y perverso".

Ahora sigue el pasaje que se dice que estaba en la obra original, pero que no se encuentra en Experience and Views ni en Early Writings:

"Era tan imposible que ellos [los que abandonaron su fe en el movimiento de 1844] recobraran el camino y fueran a la ciudad, como todo el mundo impío que Dios había rechazado. Cayeron a todo lo largo del sendero, uno tras otro".

Definición de "la puerta cerrada"

Se pretende que esas expresiones demuestran la doctrina de la puerta cerrada, y que ésa es la razón para su omisión en ediciones posteriores. Pero en realidad sólo enseñan lo que ha sido sostenido por nosotros como pueblo, y todavía lo es, como lo demostraré.

Por un tiempo después del chasco de 1844, sostuve junto con el conjunto de adventistas que la puerta de la gracia quedó entonces cerrada para siempre para el mundo. Tomé esa posición antes de que se me diera mi primera visión. Fue la luz que me dio Dios la que corrigió nuestro error y nos capacitó para ver la verdadera situación.

Todavía creo en la teoría de la puerta cerrada, pero no en el sentido en que se empleó el término al principio o en el que es empleado por mis oponentes.

Hubo una puerta cerrada en los días de Noé. Entonces fue retirado el Espíritu de Dios de la raza pecaminosa que pereció en las aguas del diluvio. Dios mismo dio a Noé el mensaje de la puerta cerrada:

"No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años" (Gén. 6: 3).

Hubo una puerta cerrada en los días de Abrahán. 72

La misericordia dejó de interceder por los habitantes de Sodoma, y todos, con excepción de Lot, su esposa y dos hijas, fueron consumidos por el fuego que descendió del cielo.

Hubo una puerta cerrada en los días de Cristo. El Hijo de Dios declaró a los judíos incrédulos de esa generación: "Vuestra casa os es dejada desierta" (Mat. 23: 38).

Mirando hacia la corriente del tiempo en los últimos días, el mismo poder infinito proclamó mediante Juan:

"Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre" (Apoc. 3: 7).

Se me mostró en visión, y todavía lo creo, que hubo una puerta cerrada en 1844. Todos los que vieron la luz de los mensajes del primero y segundo ángeles y rechazaron esa luz, fueron dejados en tinieblas. Y los que la aceptaron y recibieron el Espíritu Santo que acompañó a la proclamación del mensaje celestial, y que después renunciaron a su fe y declararon que su experiencia había sido un engaño, de ese modo rechazaron al Espíritu de Dios, y éste no intercedió más por ellos.

Los que no vieron la luz, no fueron culpables de rechazarla. Los únicos a los cuales el Espíritu de Dios no podía alcanzar eran los que habían despreciado la luz celestial. Y en esa clase estaban incluidos, como lo he dicho, tanto los que rehusaron aceptar el mensaje cuando les fue presentado, como los que, habiéndolo recibido, después renunciaron a su fe. Estos podrían tener una forma de piedad y profesar ser seguidores de Cristo. Pero no teniendo una comunicación viviente con Dios, eran llevados cautivos por los engaños de Satanás. Se presentan esas dos clases en la visión los que declararon que era un engaño la luz que habían seguido, y los impíos del mundo que, habiendo rechazado la luz, habían sido rechazados por Dios. No se hace referencia a los que no habían visto la luz y, por lo tanto, no eran culpables de su rechazo. 73

Para probar que yo creía y enseñaba la doctrina de la puerta cerrada, el Sr. C presenta una cita de la Review del 11 de junio de 1861, firmada por nueve de nuestros miembros importantes. La cita dice así:

"Nuestros conceptos de la obra que nos correspondía eran entonces mayormente vagos e indefinidos; algunos se aferraban todavía a la idea aceptada por el conjunto de creyentes adventistas de 1844, a cuya cabeza estaba Guillermo Miller, de que nuestra obra para 'el mundo' había terminado y que el mensaje se restringía a aquellos de la fe adventista original. Tan firmemente se creía esto que casi se le rehusó el mensaje a uno de los nuestros, pues el que sostenía esto tenía dudas de la posibilidad de la salvación de aquél porque no había estado en 'el movimiento de 1844'".

Sólo necesito añadir a esto que en la misma reunión en que se insistió que el mensaje no podía ser dado a ese hermano, mediante una visión se me dio un testimonio para animarlo a confiar en Dios y dar su corazón plenamente a Jesús, lo que él hizo entonces y allí mismo.

(Mensajes Selectos tomo 1 Pags. 70-73)

 
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